El paso pegajoso de los veranos
Nunca me interesó el mar. Ni la costa. Ni pasear por una playa. Ni escuchar el agua golpeando las rocas. Tampoco ver como el sol se pierde en el fondo recordando que otro día más se ha ido o mirar el color de la tierra cuando apenas queda luz. El mar siempre suena bien, pero la verdad es que nunca me importó demasiado.
Recuerdo aquellos veranos en los que veía como muchos querían que llegaran las vacaciones para irse a la costa. Estaban deseando de cambiar de paisaje. Cambiar el aire. Desconectarse de la vida unos días con la mirada atenta del agua.
Era algo a lo que no daba demasiada importancia y que como diría un buen amigo "me traía un poco sin cuidao."
Tardé en ver por primera vez el mar y cuando lo hice me llevé una desilusión importante. Alomejor por eso ahora me da miedo meterme demasiado al agua porque nunca comprendí que es verdaderamente el mar.
En el mar no hay muchas cosas que hacer ni mucha gente a la que ver. Por eso tampoco tuve demasiada prisa en conocer que había después de que la tierra se acabara. Allí donde se funde todo lo que pisas y lo que conoces con la inmensidad de la incertidumbre del interior del océano. Me sigue dando mucho miedo.
Mis veranos eran más de tierra, de campo. De amigos contratados por meses a los que apenas veía treinta o cuarenta días al año y luego nada. Amistades temporales que de verano en verano se mantenía la relación intacta. Pasaban cerca de cuarenta semanas y al volver a veros te faltaba decir eso del "como te decía ayer..."
Hacía siempre buen tiempo y no existían las malas caras. Tampoco los malos gestos, ni los enfados, ni los berrinches, ni las voces, ni las discusiones. Era perfecto. Y no, no había mar, ni litros y litros de agua. Como mucho una pequeña piscina donde refrescarse del calor del verano.
La bici siempre estaba contigo. Haciendo paseos de mañana, tarde y noche. En el mar no puedes usar la bici ni siquiera por la playa. No puedes escaparte entre los árboles de un pinar o irte a otro pueblo a comprar. Tampoco te atreves a dejarla a la puerta sin candar sabiendo que nadie se la va a llevar.
Desde aquellos veranos de campo, de olor a cebada y de domingos de misa y convite creo que he vuelto a andar en bicicleta tres o cuatro veces en mi vida. También tengo miedo a eso. A pensar y a recordar. Es andar en bici... no es más que dar pedales. Es una acción simple pero difícil.
Esa bicicleta siempre estaba preparada. De verano en verano acicalada con algún que otro cambio. Unos reflectantes nuevos, unos pedales más fuertes... pasar de una bici normal a una con cambios... El verano se veía mejor si lo mirabas sentado en el sillín de una bicicleta.
Quien nos enseña a andar en bici es una persona especial. Es uno de los momentos que todos recordamos. "Pues yo aprendí andar en bici...", "Cuando me soltaron sin pedales..." Pedales o ruedines, como cada uno lo quiera decir.
Esos ruedines que impiden que te caigas cuando apenas sabes andar por la vida. Esos pedales a los que te aferrabas cuando no querías que te los quitaran. En el fondo sabías que otro capítulo de tu historia había pasado. Ya tenías el control de tus movimientos, aunque fuera simplemente encima de una bicicleta.
Los atardeceres eran impecables y tampoco había mar. Había paseos por caminos con la brisa de las espigas de trigo rozándose unas con otras y de sombras de personas que paseaban al fondo cuando calentaba menos, casi de noche.
He intentado explicarme por qué ahora voy más al mar. Por qué podría quedarme tiempo y tiempo viendo como cae el sol y escuchando el sonido del agua rompiendo la tierra. No entiendo por qué ahora me interesa más la incertidumbre del fondo marino que la certeza de lo que conozco y apenas vuelvo a ver.
Quizás sea porque falta gente o simplemente porque las cosas han cambiado o porque quien inventó la palabra eternidad no sabía que era un concepto erróneo, una falacia. No existe la eternidad, ni las cosas para siempre. Sino que alguien me explique por qué no me he quedado para siempre en uno de aquellos paseos en bicicleta.
1 Comments
¡Eres único!!!!! Lo comparto
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